Jaime Abanto Padilla, Poeta Hualgayoquino (Perú). Ha publicado “Huellas De Soledad” 1991 “Ausencia Santa” 1992 Ha sido publicado en tres antologías nacionales, dos de poesía y una de narrativa. En el mes de noviembre de 2005 fue publicado junto a renombrados poetas peruanos en “Poesía Viva, Antología de la poesía Peruana” libro publicado por la Universidad de Guadalajara, México, en el marco de la décimo novena Feria Internacional del Libro en México. Miembro fundador de la APECAJ (Asociación de poetas y escritores de Cajamarca), es miembro de La casa del Poeta del Perú y cofundador de “El Patio Azul”. Varios libros inéditos. Varios premios. Escribe para diferentes periódicos y revistas locales y nacionales. Editor de “El Patio Azul Informativo Virtual”.En el 2006 fue condecorado con el premio “KUNTURWASI”, otorgado por el Instituto Nacional de Cultura.Próximamente publicará “Hualgayoc, Historia y tragedia de un pueblo minero” Libro de historia elaborado en diez años de investigación, en el que hurga en los recovecos del tiempo para descubrir las estructuras sociales, políticas, económicas y religiosas de este pueblo minero por excelencia.
A: Néstor y su silencio.
En diciembre de 1996, un comando del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) tomó rehenes en la residencia de la embajada de Japón en Lima, en una acción que duró 126 días. El secuestro terminó el 22 de abril del año siguiente, cuando tropas de élite del ejército liberaron a los cautivos en una acción en que murieron uno de los 72 rehenes, dos militares y los 14 integrantes del comando del MRTA.
Para comerse a un hombre en el Perú
Hay que sacarle antes las espinas,
Las vísceras heridas,
Los residuos de llanto y tabaco.
Purificarlo a fuego lento.
Cortarlo en pedacitos
Y servirlo a la mesa con los ojos cerrados,
Mientras se va pensando
Que nuestro buen gobierno nos protege.
Luego: afirmar que los poetas exageran.
Y como buen final tomarse un trago.
Juan Gonzalo Rosé
Nos robaron los ojos
Mientras dormíamos
Y los arrojaron a un lago.
Nos robaron la palabra
Y empedraron calles y avenidas
Con los cráneos del otoño.
No nos dijeron nada
Simplemente
Las enredaderas treparon nuestras gargantas
Y bandadas de palomas nos trajeron la noticia.
¡Y cómo creer en la resurrección!
Si ni siquiera nos sabíamos muertos
Hasta que el perfume de los geranios
Llamó a nuestras tumbas.
Nos robaron la tarde
Y mil palomas sucumbieron en el vuelo.
II
Desterrados estamos
En nuestra propia tierra,
Y el otoño
Ya no sabe igual
Al otoño del ayer
En que sentados a la mesa
Éramos todos felices
Y después;
De nuestras manos humanamente tibias
Brotaban historias larguísimas.
Hoy las batallas nos aguardan
Tras los verdes helechos
A donde la luz de las lámparas
No puede alcanzarnos.
Y
Si
Llegaren a matarnos,
A arrancar nuestros dientes
Y nuestros ojos
Volveremos en la noche
Cuando estén dormidos
Simulando ser arañas
Con los ojos grises
A terminar de ver crecer los enjambres
Y ver caer las torres
Como cae hoy la sombra
En esta tarde de silencios.
Volveremos con el otoño
Simulando ser el viento en la batalla.
III
Ha llegado la hora
Este es el momento
Mariposas amarillas nos aguardan
Para llevar nuestros cadáveres al cielo.
No te rías hermano,
Hay espuma más allá de los cristales,
Donde los anfibios
Aguardan nuestra victoria.
Allí
Donde mil escarabajos sucumbieron sin batalla.
Ha llegado la hora de enterrar amores
Para vivir dignamente.
Nuestras risas al final de la batalla
Coronarán la angustia
De las madres.
No puedo decir más
A esta hora en que se ha marchitado
El corazón del mundo.
IV
Mañana moriremos
Y partiremos
Sin habernos despedido.
Por eso es preferible
Tomar una taza de cedrón
/Hoy
Aún que queda tiempo /
Y
Fumarse un cigarrillo
En una esquina,
Mañana moriremos
Y el silencio
Saboreará nuestros huesos
Blancos.
Iremos todos
Sin sonrisa,
Sólo los insectos fecundarán
Nuestra carne muerta,
Sólo ausencias volando,
Sólo insectos solitarios
Y
Nuestras batallas cotidianas
Morirán como las rosas.
2 Comments:
At 8:19 AM, Denisse Vega Farfán said…
El poeta que no se indigna es menos poeta, buena temática, la fatalidad es muchas veces el epicentro de nuestros días, pero ante ella existen las armas de la palabra para intentar mutar lo oscuro...el poeta que no predice, que no revela, es menos poeta, al menos hace el intento de darnos una perspectiva de lo que pasará con la humanidad, en sí todos lo saben, de una forma u otra, piensoq ue el poeta está para hacerle ver a la gente lo más exacta posible la magnitud de las cosas y recuperar la humanidad...poemas humanos, de reinvindicación con uno mismo, pero también de la palidez del alma cuando el mundo ya fallece tan pronto...ojalá suban más poemas de Abanto...felicidades
At 7:31 PM, elpatioazul said…
Agradezco tu comentario Denisse. La reivindicación del hombre siempre fue necesaria a lo largo de la historia.La indignación en contraposición al conformismo. Siempre en contra del "Homo Hominus Lupus".
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