EL PATIO AZUL

Blog del Círculo literario EL PATIO AZUL, en él encontrarás poesía de variada temática, lo social se funde con lo metafísico y aparece reflejado en una filosofía que flota en cada verso. También la narrativa se desliza breve, con talento y sensibilidad.

Wednesday, November 15, 2006

ARTÍCULO INFORMATIVO SOBRE EL CLARÍN CAJAMARQUINO


No hay fiestas tradicionales, ni en el campo ni en la ciudad, sin música. Los clarineros, acompañados de los cajeros, que tocan también las flautas, dan un ritmo y cadencia original a las celebraciones cajamarquinas.
El clarín o succha[1] es una trompeta traversa de unos 3 a 4 m de largo, confeccionada con caña de carrizo de una sola pieza. Cuando está seca y madura se perfora y se pule. Es el típico instrumento cajamarquino por excelencia. En un extremo se coloca la boquilla del mismo material, que mide entre 10 a 15 cm por donde se sopla el instrumento.
En el otro está el pabellón sonoro, que es un poto, mate o calabaza. Se suele reforzar la caña, amarrándola con tripas de res secas o con pitas. ([1] Ravines, Rodolfo. Instrumentos musicales de Cajamarca, en Revista Pallay, N° 9). El origen del Clarín es desconocido. Los cronistas de la conquista no lo mencionan. Posiblemente su antigüedad se remonta a los siglos XVII o XVIII, pues en 1784, el obispo de Trujillo, Jaime Martínez de Compañón en su visita a Cajamarca, nos ha dejado el testimonio más remoto de este instrumento en una interesante acuarela que representa el acto de la siega. Es posible que identifiquemos dos clases de sonidos del clarín, pero ello se debe a la emotividad de quien lo toca, es así que en Chetilla, las notas son melancólicas y el de Porcón y Pampa de Cajamarca, son más alegres. Existen algunos homólogos del clarín, en el norte de Argentina y en Tarija, Bolivia. Sin embargo en el Perú, es Cajamarca la única ciudad que lo posee, convirtiéndose así en un instrumento invalorable que debemos difundir y preservar.
Cada ejecutor o clarinero es quien fabrica su propio clarín, sin embargo hay toda una mística para hacerlo, son ellos mismos los que escogen sus materiales, la caña o el carrizo que utilicen deberá crecer en la Conga, que es un lugar seco que se encuentra en la cima de los cerros donde el agua cae hacia abajo, hacia la pendiente, sin empozarse, la caña que crece allí es mucho más compacta y ello ayuda a que el instrumento tenga quiebre melódicos.Esta construcción del instrumento hace que exista un acercamiento especial entre el hombre y su clarín, implica cierto respeto y cariño. Para tocar el clarín, el músico lo “emborracha” antes, introduciéndole chicha o cañazo. Los labios del ejecutante trasmiten la vibración al aire contenido en el instrumento.
El esfuerzo físico es notable porque hay que sostenerlo en el aire, en posición diagonal hacia arriba, y soplar con fuerza, por la boquilla, para obtener los sonidos adecuados. El clarinero suele llevar una faja tejida en la cintura que le protege el estómago. Toca en las ceremonias religiosas, las festividades sociales y en las faenas agrícolas. Es común en Porcón y Chetilla y en los alrededores de la provincia de Cajamarca. Por lo general el Clarín va acompañado de otro instrumento llamado caja, y cuentan los campesinos que al sonar ambos se entabla una conversación y que dice así:Clarín: Mañana que comeremos Caja: cancha con mote, cancha con moteClarín: Con qué lo asentaremosCaja: con chicha e jora, con chicha e joraEs la caja la que le da también ritmo al sonido peculiar del clarín, a ello se une además el canto agudo de las mujeres que van acompañándolo. Se toca el Clarín en ceremonias religiosas, festividades sociales y en las faenas agrícolas, pero antes de ser tocado, el clarinero “emborracha” su instrumento introduciéndole chicha o cañazo y para que este se adhiera mejor a la boca, el clarinero se pasa rocoto por los labios de manera que éstos se hinchen y, según dicen “así suena mejor”.
Es hermoso escuchar y ver al clarinero tocando su clarín, es una fusión, una amalgama entre el hombre y el instrumento. Otros instrumentos típicos de la región y que suelen acompañar al Clarín son la flauta y la caja.Las FlautasLas flautas cajamarquinas son de dos tipos: la silbadora, de timbre suave y la áspera roncadora; ambas tienen muescas o escotadura superior, lengüeta y perforaciones: dos en la cara delantera y una en la posterior; la silbadora es completamente recta y mide 60cm de largo. La Roncadora es curvada y mide 85cm, lo que le da un sonido grueso y ronco. Para la construcción de ambas se utiliza madera madura de sauco.La cajaEs un pequeño tambor andino de doble membrana, cuyo aro es de maguey bien seco. Tiene, normalmente, un grosor de 25cm y un diámetro de 35cm. Las membranas o parches son de cuero de chivo, zorro o borrego. Cortadas y remojadas, se templan sobre el aro, gracias a las perforaciones por donde pasan los tirantes – en zigzag – como tensores.
Sobre la parte media de los parches se templan tres cuerdas vibratorias de pita para producir mayor sonoridad. La caja se bate con un palillo o baqueta denominado huactana. El cajero cajacho tañe su caja con una mano y, simultáneamente, digita la flauta con la otra. Su música es característica de la danza de Las Pallas. "En Cajamarca, los indios usan un instrumento ululante, el clarín. Es una larga caña, que el músico yergue como si quisiera lanzar su aliento al infinito, y por la cual se exhala un lamento de incurable pena. Transportada por el viento a largas distancias, esa queja suena como una emanación de la naturaleza. Vaga por el espacio sin que nadie sepa de dónde viene y suele poner en la infinita nostalgia de los atardeceres lluviosos y mustios, algo como el reclamo ignoto de un mundo todavía más triste". Mariano Iberico Rodríguez: "La música del indio”

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