Calle Colón Cuadra Cuatro
Por: Erika Almenara
Llegan y con un gesto que Alfonso plantea desde el auto, se abre el portón. Estaciona el auto y mientras recoge las llaves, descubre a Antonia recostada en el asiento observándolo, otro beso más y mejor apúrate Alfonso que ahorita me vengo…El ascensor, las miradas dirigidas hacia partes precisas y por fin el piso nueve. Las llaves, la prisa y las piernas de Antonia apretadas al pantalón. Esta es la última vez, se dice ella mientras desde la cama mira a Alfonso desatarse la corbata. Cae la camisa, cae la blusa, los pantalones que liberan las piernas que Alfonso comienza a besar, el sostén, la camisa, la piel.
Encabalgada, Antonia repite que es la ultima vez y Alfonso mordisqueando sus pezones, resume su incredulidad. Caen los parpados de Antonia y las carcajadas que vienen a continuación reafirman a Alfonso lo buen amante que es. Ahora ya puede, en contracciones dejarse vencer, desapretar la mente, soltarlo todo.
Dos días después, cuando la Calle Colón, Cuadra Cuatro se encuentra nuevamente a oscuras, el Mercedes plomo vuelve a retroceder y las piernas de Antonia se detienen.
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