Los Escritos de William Guillén Padilla
Por: Jaime Abanto Padilla
A propósito de la presentación de su libro “Los Escritos del Oidor” (mañana jueves 7 de diciembre a las ocho de la noche en el Campo Santo de la Iglesia Belén-INC), visitamos al destacado poeta y escritor hualgayoquino para entrevistarlo, hecho que le agradecemos, pues siempre nos advirtieron que no es amante de fotos ni entrevistas; como todo rumor, no era cierto. Mientras disponíamos todo para grabar, la primera pregunta no se hizo esperar.
Desde cuándo escribes poesía y narrativa. Y qué significa para ti escribir hoy.
En poesía no tengo un tiempo exacto como referencia, pero debe ser en el colegio y la universidad; no tengo una idea exacta de cuándo y cómo me hallé con el oficio de escribir poesía. Aunque de narrativa, como oficio constante, sí. Fue el año 97 cuando atravesé momentos difíciles y tuve la necesidad de continuar contando o leyendo cuentos a mis hijos. Nunca tuve facilidad para narrar; lo intenté antes y no pude escribir más de tres o cuatro cuentos que son parte de un libro que se titula “Libro de Actos”. Sin embargo, ese año, el 97, como una especie de catarsis, fueron llegando los relatos a raudales.
En cuanto a qué significa escribir hoy… Bueno, creo que es un acto de lealtad con uno mismo, un acto de fe, también. Un acto de amor. Fe y amor en y a lo que eres. Si sueñas ser un escritor entonces debes serlo. No hay más…
¿Pero eres ingeniero de profesión?
Efectivamente. Pero recuerda que la palabra ingeniero viene de ingenio. Y la literatura es sobre todo ingenio. No hay ninguna universidad en el mundo que te otorgue el grado o título de poeta o escritor. Ninguna. La universidad del escritor, y finalmente del artista, es la vida misma. Por cierto, uno, de esa universidad, nunca acaba de ver su graduación. Estudié, efectivamente carreras universitarias y soy ingeniero de profesión. Eso me ha enriquecido como persona. Pero hay y habrán miles de ingenieros, pero escritores y artistas hay muy pocos…. Creo, al igual que mi maestro de literatura del Colegio, Rogelio Chávez, que la literatura se aprende leyendo. Y eso he procurado hacer siempre, ahora menos que antes, eso es cierto también. Como ingeniero he ido a muchos lugares y como ciudadano honrado y común he trabajado y trabajo donde me pagan por hacer una labor que sé, con honestidad. Eso me ha facilitado, y facilita por supuesto, conocer personalmente a mis personajes y recrearlos luego. No sabes qué hermoso es estar en lugares que generalmente no se habla de literatura ni arte; te encuentras dentro de escenarios y personajes que te nutren por sus actitudes, sueños, rencillas, avaricias, en fin… La vida es la gran universidad donde solo la muerte nos gradúa… (piensa) Espero que algún día me gradúe de poeta y narrador que lean en muchas partes.
Luego la escritura se convirtió en un oficio serio…
En realidad escribir es más serio de lo que se piensa. Tú lo sabes también. El escritor debe manejar muchas herramientas, y bien. No es cuestión de decir: ahora me inspiro y escribo, y te caen del cielo las palabras. No, es un trabajo como cualquier otro que requiere talento, esfuerzo, conocimiento y sobre todo constancia. Es un trabajo que exige seriedad y lealtad. Lealtad a lo que eres en esencia. La escritura es, de algún modo, una rama de la ingeniería, pues se hace en base a planificación. Por supuesto, el oficio de escritor es siempre un gran reto. Y hay que hacerlo fuera de las horas del trabajo formal que te permite vivir con dignidad…
Y vivir para viajar también, supongo… Tus libros hablan de viajes. De lugares muy distantes. Bueno, has visitado la tumba de César Vallejo.
Quien ame la literatura y esté en París, y no visite la tumba de Vallejo, puede decir que no ha ido a París. Pero no sólo la tumba, los lugares que frecuentaba, su barrio, sus castaños frondosos de París… Pero el mejor homenaje y visita a Vallejo es leyendo sus libros, de eso no tengo duda.
Fui allá por invitación de Yolanda Rigault; me sirvió de mucho la invitación que me hizo la Embajada de Francia y el INC del Perú para un evento con el presidente de los editores franceses, donde coincidimos con mi dilecto amigo y editor Esteban Quiroz Cisneros y los representantes de las grandes editoriales que operan en el Perú. En realidad debí haber ido mucho antes, años antes, pero la vida quiso que fuera ese tiempo… Sí pues, he viajado lo suficiente para tener una experiencia de vida que me sirve de base para escribir. Pero en realidad el mundo es infinito y uno solo una partícula en el cosmos; al final te das cuenta que mientras más conoces todo se va haciendo más inmenso. Y falta tanto que conocer… En todas partes encuentras gente de diverso modo de ser y actuar; al final lo más selecto, por algo que destacan, han acabado atrapados en las páginas de mis libros como personajes con actitudes positivas o negativas, como humanos que son…
A propósito de tu primer libro de poesía que fue presentado en la prestigiosa Casa de América Latina de París, ¿cómo creaste “Soliloquios de Homo sapiens”?
Lo escribí durante diez años, entre 1983 y 1993. Se escribió por todo lado y en lo que estaba al alcance: servilletas, hojas de cuadernos, hojas blancas de libros, en fin… Se fue construyendo como una casa: procuré colocarle buenos cimientos y hacerlo en base a un plano y los acabados fueron lo más trabajoso. Pero siento, por la mayoría de personas que lo tienen, que es un libro que no está hecho para un lector común como nosotros, pues es exigente. Hay quienes lo saben leer bien, y lo entienden bien. Pero si no tienes hábito de leer poesía acaso se torna sombrío… Y no los culpo. Es un libro de poesía para amantes de la poesía… Una amiga lo leyó tan bien el día de su presentación que todos los que la escuchamos lo entendimos a la perfección: buena entonación y pausas exactas; allí recién supimos que esa poesía tenía el valor que le habían dado otros amantes de la creación literaria.
Hablas como si ese libro no fuera tuyo…
Todo libro que publicas deja de ser tuyo, es de tus lectores. En lo personal no he vuelto a releerlo. A veces, no más de cinco veces, he leído uno que otro poema en encuentros de poesía o presentaciones.
Y ahora “Los Escritos del Oidor”, tu libro de relatos cortos, o micro cuentos, o micro relatos, ¿dejará de ser tuyos? ¿Ya no lo releerás?
No creo que vuelva a leerlos. En realidad les pertenece a los lectores. Acaso ellos me cuenten… No soy amante de las relecturas.
¿Qué has querido lograr al escribir estos relatos?
Primero que lo lean mis hijos. Para ellos fueron escritos. En segundo lugar que ocupen un lugar en el corazón de sus lectores, más que en sus bibliotecas. En tercer lugar que sean el reflejo de las voces comunes de personajes comunes. No es un libro para comparar con otros, entonces no puede ser un libro bueno o malo o regular, es un libro mío y eso es lo que cuenta para mí. Nunca lo escribí para que le guste a la crítica o a los criticones que no son pocos. Lo escribí también por y para mis buenos amigos, para los que te alientan. A ellos les debo mucho de sus personajes. Allí, en sus páginas, está mucho de mi Hualgayoc, mi Perú, mis pasos, mi gente. Allí estoy yo con toda mi piel…
Pasando a otros temas. ¿Qué opinas de las instituciones que deben promover la cultura y el arte en Cajamarca? Del INC, por ejemplo.
No tenemos una política cultural en el Perú. Nunca la hemos tenido. Si no tenemos un proyecto de país menos tendremos un proyecto cultural. Marchamos a la deriva, sin rumbo. Y eso es grave, pues mientras estemos así nunca vamos a ser grandes. Esa ausencia de un gran plan nacional repercute en lo que las instituciones puedan hacer. Podemos tener personas muy capaces, pero el sistema las atrapa y acaban haciendo lo que no pensaban. El INC es una institución que los últimos años ha decaído mucho, por muchos factores, desde los económicos hasta los de gestión. La actual directora tiene la enorme tarea de darle el sitial que a Cajamarca le corresponde en temas culturales. Recordemos que somos “Patrimonio Histórico y Cultural de las Américas” y eso se ha quedado sólo en un título. Pero, y este pero sí vale, estamos en la obligación de apoyar su gestión. Pues una buena gestión no será para darle lauros a ella, sino a Cajamarca. Hay que pensar en Cajamarca más que en figurar…
Este libro tuyo sale por el Fondo Editorial de la Municipalidad de Cajamarca…
La Municipalidad de Cajamarca no es patrimonio de ningún partido político. Representa la voluntad del pueblo de Cajamarca. Por lo tanto, ha sido publicado con el aporte de los ciudadanos de Cajamarca. A todo cajamarquino y cajamarquina le doy gracias por ello, pues algún céntimo de parte de sus impuestos está en este libro.
La gestión edil actual ha tenido la feliz idea de crear un Fondo Editorial para publicar a autores locales. Hay que saludar y aplaudir esta iniciativa e invocar a que no desaparezca. Esto sería importante unirlo a un Plan Provincial de Lectura que debería implementarse.
La lectura es un problema serio…
Muy serio. Tanto así que los niños no leen o leen poquísimo. Y es que no tienen en quién fijarse. Lo adultos tampoco leen. Y la estructura educativa se ha hecho para no leer, por lo tanto para no pensar. La ignorancia no permite una convivencia armónica entre seres humanos, menos fraterna. Crea intransigencia, manipulación fácil… Ya ves, los niños y jóvenes de hoy consumen sus horas en juegos de Internet improductivos. ¿Y qué hacen las instituciones educativas y culturales? Nada. Nada porque no saben cómo afrontar este problema. Pero allí, en las cabinas de Internet se está matando la mente de los niños, y no porque la herramienta tecnológica sea mala. No, principalmente porque no hay una educación al respecto, un control, una línea trazada. Internet es como un pozo de agua cristalina: nos puede ahogar o nos puede salvar de la sed.
Cierto. Bien, finalmente William, gracias por la entrevista y suerte mañana en la presentación de “Los escritos del Oidor”.
Gracias a ti y a tus generosos lectores. Los espero a todos para compartir un momento cultural, pues su presencia es importante para todos los que esa noche participaremos.
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