Primero de diciembre, día mundial de lucha contra el SIDA
Por: Jaime Abanto Padilla
El Día Mundial contra el SIDA, el 1 de diciembre, es un día para recordar y demostrar solidaridad con las personas infectadas y afectadas por el VIH y el SIDA. También es una oportunidad para reclamar mejoras en sus vidas y terminar con la pandemia mundial. Cajamarca no es una ciudad que escape a esta pandemia, estamos infestados de clubes nocturnos y de personas que encontraron en el servicio sexual una manera de ganarse la vida. Vivimos en una urbe circundada de lupanares. Y de desdichados que las regentan amparados en leyes débiles e indiferentes.
¿Alguna vez has pensado que para cuando acabe el día mil personas habrán muerto a causa del SIDA en Sudáfrica? ¿O que cada mañana en India, 5,7 millones de personas se despiertan sabiendo que son seropositivos? ¿O que en los países en vías de desarrollo solamente el 12% de las personas que necesitan un tratamiento antirretroviral lo reciben? ¿Y que cuando acabe este día cuatro mil personas habrán sido contagiadas con la enfermedad?
El Día Mundial contra el SIDA, fundado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1988, ha sido designado especialmente como un día para recaudar fondos para combatir el VIH y el SIDA, sensibilizar a la gente sobre la enfermedad y luchar contra la estigmatización y el prejuicio. A menudo se piensa que el seropositivo o que el contagiado es un marginal que debe ser condenado al destierro y discriminado en todos los ámbitos. Una errónea información hizo creer que el SIDA era una enfermedad que solo se daba entre homosexuales o bisexuales, hoy se ha demostrado que el SIDA ataca silenciosamente a homosexuales, heterosexuales, niños, recién nacidos y ancianos, es decir a todo el género humano. Actualmente por cada tres hombres infectados existe una mujer infectada, cuando anteriormente la cifra era de diez hombres por cada mujer. El motivo, la infidelidad que al igual que la enfermedad es silenciosa. Muchas mujeres probas fueron contagiadas en deslices amorosos de sus parejas, en furtivos encuentros sin medios preventivos que los protejan y sin saberlo y sin quererlo han condenado a una muerte lenta a su pareja.
La prevención del VIH da resultado, pero necesita orientarse y sostenerse. Los nuevos datos ponen de manifiesto que la ampliación de los programas de prevención del VIH que están orientados y adaptados a las personas más expuestas al riesgo de infección por el VIH están haciendo avances: mayor uso del preservativo, aplazamiento del inicio sexual y menos parejas sexuales. No importa ya como empezó la enfermedad, tampoco si es una plaga del Apocalipsis, Importa qué podemos hacer nosotros por ello, por aquellos que tuvieron el infortunio de contagiarse consciente o inconscientemente, por aquellos inocentes contagiados y mutilados de esperanza para siempre, por aquellos que en nuestra patria no pueden pagar un tratamiento tan costoso.
Más que el propio SIDA puede matar nuestra indiferencia, la crueldad vulgar del que ignora y de aquel que piensa “Nunca a mí”. La indiferencia es la enfermedad más letal de la humanidad, la que puede acelerar las muertes de tantos infortunados que pueden recibir un poco de esperanza mientras aguardan ese instante que un día nos llegará para todos.
El Día Mundial contra el SIDA, el 1 de diciembre, es un día para recordar y demostrar solidaridad con las personas infectadas y afectadas por el VIH y el SIDA. También es una oportunidad para reclamar mejoras en sus vidas y terminar con la pandemia mundial. Cajamarca no es una ciudad que escape a esta pandemia, estamos infestados de clubes nocturnos y de personas que encontraron en el servicio sexual una manera de ganarse la vida. Vivimos en una urbe circundada de lupanares. Y de desdichados que las regentan amparados en leyes débiles e indiferentes.
¿Alguna vez has pensado que para cuando acabe el día mil personas habrán muerto a causa del SIDA en Sudáfrica? ¿O que cada mañana en India, 5,7 millones de personas se despiertan sabiendo que son seropositivos? ¿O que en los países en vías de desarrollo solamente el 12% de las personas que necesitan un tratamiento antirretroviral lo reciben? ¿Y que cuando acabe este día cuatro mil personas habrán sido contagiadas con la enfermedad?
El Día Mundial contra el SIDA, fundado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1988, ha sido designado especialmente como un día para recaudar fondos para combatir el VIH y el SIDA, sensibilizar a la gente sobre la enfermedad y luchar contra la estigmatización y el prejuicio. A menudo se piensa que el seropositivo o que el contagiado es un marginal que debe ser condenado al destierro y discriminado en todos los ámbitos. Una errónea información hizo creer que el SIDA era una enfermedad que solo se daba entre homosexuales o bisexuales, hoy se ha demostrado que el SIDA ataca silenciosamente a homosexuales, heterosexuales, niños, recién nacidos y ancianos, es decir a todo el género humano. Actualmente por cada tres hombres infectados existe una mujer infectada, cuando anteriormente la cifra era de diez hombres por cada mujer. El motivo, la infidelidad que al igual que la enfermedad es silenciosa. Muchas mujeres probas fueron contagiadas en deslices amorosos de sus parejas, en furtivos encuentros sin medios preventivos que los protejan y sin saberlo y sin quererlo han condenado a una muerte lenta a su pareja.
La prevención del VIH da resultado, pero necesita orientarse y sostenerse. Los nuevos datos ponen de manifiesto que la ampliación de los programas de prevención del VIH que están orientados y adaptados a las personas más expuestas al riesgo de infección por el VIH están haciendo avances: mayor uso del preservativo, aplazamiento del inicio sexual y menos parejas sexuales. No importa ya como empezó la enfermedad, tampoco si es una plaga del Apocalipsis, Importa qué podemos hacer nosotros por ello, por aquellos que tuvieron el infortunio de contagiarse consciente o inconscientemente, por aquellos inocentes contagiados y mutilados de esperanza para siempre, por aquellos que en nuestra patria no pueden pagar un tratamiento tan costoso.
Más que el propio SIDA puede matar nuestra indiferencia, la crueldad vulgar del que ignora y de aquel que piensa “Nunca a mí”. La indiferencia es la enfermedad más letal de la humanidad, la que puede acelerar las muertes de tantos infortunados que pueden recibir un poco de esperanza mientras aguardan ese instante que un día nos llegará para todos.
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